lunes, 13 de febrero de 2012

COMO UN VIERNES 13

COMO UN VIERNES 13
Hoy domingo  me levanté con la pata izquierda, porque tenía chorrillo, pues había cenado mucho la noche anterior.
Desayune ligeramente, porque tenía que participar en una pelea de box, al llegar al deportivo inmediatamente tomaron mis datos y en seguida me pesaron, pero cuando subí el primer pie a la báscula sentí que se me salía un gas, en ese momento solo podía pensar que tenía bóxer blanco y no lo quería manchar. Además de la pena que me iba a dar.
Mientras esperaba mi  turno de pelear, me dieron retorcijones en el estomago e inmediatamente corrí a buscar un baño, para mi mala suerte  cuando llegué todos estaban ocupados, cuando estaba por salirme, de pronto se abrió la puerta de uno y enseguida entré, sentí un gran alivio, pero cuando estaba por terminar me di cuenta de que no había papel, en ese momento empecé a revisarme las bolsas y para mi buena suerte traía unas servilletas.
Cuando regresé al gimnasio ya solo faltaba una pelea para mi turno.Ccuando terminaron de equiparme sentí otra vez los retorcijones, pero ya eran más leves.
Finalmente llegó mi turno y seguían las molestias, en el primer raund  casi me noquean, porque no estaba concentrado, solo estaba pensando en los dolores. Afortunadamente terminó ese episodio y me dirigí a mi esquina, ahí me dijeron que, qué me estaba pasando y yo solo les contestaba que me dolía la pansa, ya cuando empezó el segundo raund me sentí un poco mejor, por el agua que me dio mi manager, a partir de ahí me sentí más seguro y comencé a soltar más golpes pero no surtían el efecto que yo quería, ese raund paso rápidamente y ninguno de los dos calló. En el tercer y último episodio ya no podía mantener la guardia arriba, pues había regresado el malestar, y mi única defensa era moverme y mantener la distancia para evitar sus golpes, pero mi estrategia  no funcionó porque ya estaba cansado  por todos los golpes que había recibido en el estomago, y cuando ya estaba a punto de noquearme, tín tín tín, sonó la campana.
Minutos después, los jueces entregaron sus tarjetas, y dijeron el nombre del ganador, claro que yo  no fui, y lo único que me quedaba era resignarme con el titulo de perdedor y mi dolor de estomago.  


   

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