domingo, 26 de febrero de 2012

Un fin de semana de infierno.

Todo comenzó en viernes 24 de febrero. Me encontraba a punto de irme a entrenar cuando sonó mi celular, era mi mamá gritando histérica diciéndome que fuera rápido a la casa de mi abuelita porque mi tío se había enfermado y tenía que llevarlo al hospital.
Tardé aproximadamente 5 minutos en llegar. Al entrar a la casa lo primero que vi fue a mi abuelita gritando y a mi mama entrando y saliendo de los cuartos preocupada. Cuando me vio  me dijo que revisara a mi tío porque no reaccionaba.
Lo único que se me ocurrió fue agarrar rápido un puño de servilletas y mojarlas con alcohol, se las puse en la nariz para ver si reaccionaba pero no daba ningún resultado, comencé a moverlo pero tampoco daba efecto, al ver que no pasaba nada le puse el dedo en la nariz para ver si respiraba y le tomé el pulso en el cuello. Fue ahí cuando me di cuenta que ya había fallecido, pero no le dije a nadie pues las vi que estaban muy preocupadas lo único que se me ocurrió en ese momento fue hablarle a una patrulla y pedir una ambulancia, pues todavía tenía una esperanza de que estuviera equivocado. Tardó en llegar 3 minutos la policía y al ver que estaba inconsciente mi tío confirmo el arribo de la ambulancia. Después de  5 minutos llegó. Al verlo le tomaron el pulso y me pidieron salir al patio de la casa,  me preguntaron qué parentesco tenia con él y me dijeron que ellos ya no podían hacer nada pues ya había fallecido.
Mi mamá al verme de lejos con ellos se dio cuenta de que ya estaba muerto, y fue ella la que  le dijo a mi abuelita la noticia.
Después de 30 minutos llegó mi tía y antes de entrar a la sala me pregunto que donde estaba mi tío pues ella había pensado que yo lo había llevado al hospital, fue en ese momento en el que le dije todo lo que había pasado y que necesitábamos hablarle a una funeraria para que hicieran el trámite del acta de defunción.
Tardó 15 minutos en llegar la funeraria y nos explicaron todo el procedimiento que se llevaría a cabo. Y en esos instantes llegó mi papá, lo único que hice fue hacerme para atrás y dejar que él se encargara de todo.        

domingo, 19 de febrero de 2012

LA PEOR NOTICIA DE MI VIDA

Ya es domingo. Hoy me desperté por culpa de una pesadilla, pues soñé que estaba otra vez en el hospital cuidando a mi novia.
Hace aproximadamente un año y medio, recibí hasta hoy la peor noticia que me han dado en toda mi vida.
Todo comenzó con cansancios, migraña e insomnio. Después de varias visitas a diferentes médicos y malos diagnósticos, decidimos ir con un doctor al que casi siempre había consultado. Fue ahí que al platicarle todos los síntomas, decidió mandarle a hacer un estudio sanguíneo urgente. Ese mismo día al tener los resultados acudimos nuevamente al médico para mostrárselos, al ver el estado en el que se encontraba, nos dio la peor noticia algo que no esperábamos nos dijo que probablemente tenia Leucemia, y decidió mandarnos  al Hospital General de México.
Al llegar al hospital, entramos al área de urgencias, donde estuvo una noche esperando a ser ingresada al servicio de hematología que se encarga de estudiar las enfermedades de la sangre.
Finalmente el día lunes por la mañana la llevaron a ese servicio; donde le comenzaron a hacer los primeros estudios, que demostraron que llegaba con una grave anemia, posteriormente le realizaron un aspirado de medula ósea con el que se demostró que tipo de Leucemia tenía.
Al saber específicamente que tipo era, los doctores decidieron colocarle un catéter a la vena yugular para poder tratar la anemia con transfusiones sanguíneas, además serviría para recibir las quimioterapias.
Todo este infierno duró aproximadamente un mes, con las visitas diarias al hospital y los constantes fallecimientos de varias de sus compañeras de cuarto y el miedo de que pudiera sucederle a ella.
Yo lo único que podía hacer era tratar de que no me viera triste, aunque por dentro estuviera derrumbado por lo que le pasaba.
Diariamente al salir de visitarla me preguntaba porque a ella le pasaba esto, si tenía una vida saludable, y porque a nuestra edad teníamos que pasar por todo este problema.
Fue este mes el más difícil de mi vida, pues cada día se me hacia eterno por verla sufrir sin poder levantarse de la cama.
Aunque era incomodo quedarse a dormir en el hospital, me hacia feliz ver que disfrutaba de mi compañía en las noches.
Todo este proceso ha sido difícil y aunque están por darla de alta, aun nos espera un camino largo…   

NO HAGAS PLANES ANTES DE TIEMPO

Estoy agotado. Hoy entrené tres horas, pues me dijo mi entrenador que pelearía el 25 de febrero en la Arena San Juan, y necesito corregir algunos errores que tengo en mi guardia.
En esta pelea tengo que estar al cien por ciento, ya que la anterior la perdí por confiarme y comer demasiado un día antes.
Toda esta semana y parte de la otra tendré que entrenar tres horas diarias, para tener más condición y no sacar las tripas en el segundo raund.
Debido a esta pelea, lo más seguro es que el próximo fin de semana no salga a ningún lado, porque no me puedo desvelar,  que coraje, porque en estos últimos días he recibido muchas invitaciones; al cumpleaños de una amiga, a la primera comunión de mi sobrino, a unos 15 años  y a pasar el fin de semana en Cuernavaca, cosa que ya tenía planeada con mis amigos desde hace ya unos meses, y lo más seguro es que se enojen al saber que no voy a ir.
Para acabarla de fregar también me dijo mi entrenador, que si gano este fin de semana, peleare el próximo 5 de marzo en el Domo de Ciudad Deportiva, pero la verdad es que yo no tengo muchas ganas, porque  están muy juntas las fechas y no voy a descansar casi nada.
La semana pasada fui a la pelea de una amiga, que entrena en el mismo gimnasio, y me di cuenta que si no entreno las horas necesarias me puede suceder lo que a ella, que cuando llego al gimnasio se sorprendió al ver que su contrincante era la última campeona de los guantes de oro (torneo de aficionados  que se realiza cada año en la Arena México donde hay ganadores en diferentes categorías)  le puso una golpiza que se arrepintió de haber estado tan confiada, pues solo entrenó tres días de la semana. Y desde ese día no se ha presentado a entrenar, no sé si por vergüenza de haber perdido, ya que iba invicta en sus cinco peleas, o porque le dejaron el ojo morado.
Lo único que me queda es no cometer el mismo error y ponerme a entrenar todos los días, aunque tenga mucha flojera.

lunes, 13 de febrero de 2012

COMO UN VIERNES 13

COMO UN VIERNES 13
Hoy domingo  me levanté con la pata izquierda, porque tenía chorrillo, pues había cenado mucho la noche anterior.
Desayune ligeramente, porque tenía que participar en una pelea de box, al llegar al deportivo inmediatamente tomaron mis datos y en seguida me pesaron, pero cuando subí el primer pie a la báscula sentí que se me salía un gas, en ese momento solo podía pensar que tenía bóxer blanco y no lo quería manchar. Además de la pena que me iba a dar.
Mientras esperaba mi  turno de pelear, me dieron retorcijones en el estomago e inmediatamente corrí a buscar un baño, para mi mala suerte  cuando llegué todos estaban ocupados, cuando estaba por salirme, de pronto se abrió la puerta de uno y enseguida entré, sentí un gran alivio, pero cuando estaba por terminar me di cuenta de que no había papel, en ese momento empecé a revisarme las bolsas y para mi buena suerte traía unas servilletas.
Cuando regresé al gimnasio ya solo faltaba una pelea para mi turno.Ccuando terminaron de equiparme sentí otra vez los retorcijones, pero ya eran más leves.
Finalmente llegó mi turno y seguían las molestias, en el primer raund  casi me noquean, porque no estaba concentrado, solo estaba pensando en los dolores. Afortunadamente terminó ese episodio y me dirigí a mi esquina, ahí me dijeron que, qué me estaba pasando y yo solo les contestaba que me dolía la pansa, ya cuando empezó el segundo raund me sentí un poco mejor, por el agua que me dio mi manager, a partir de ahí me sentí más seguro y comencé a soltar más golpes pero no surtían el efecto que yo quería, ese raund paso rápidamente y ninguno de los dos calló. En el tercer y último episodio ya no podía mantener la guardia arriba, pues había regresado el malestar, y mi única defensa era moverme y mantener la distancia para evitar sus golpes, pero mi estrategia  no funcionó porque ya estaba cansado  por todos los golpes que había recibido en el estomago, y cuando ya estaba a punto de noquearme, tín tín tín, sonó la campana.
Minutos después, los jueces entregaron sus tarjetas, y dijeron el nombre del ganador, claro que yo  no fui, y lo único que me quedaba era resignarme con el titulo de perdedor y mi dolor de estomago.